¿Ya hay vacuna?

Desde que inició la pandemia del coronavirus en México nuestra vida se alteró de manera insospechada, al temor, se le unió la incertidumbre después de meses de confinamiento. A las cifras de contagios y fallecidos que aumentan sin cesar, rebasando los pronósticos más catastróficos y parecen no tener forma de evitarse, se sumó la urgencia de reactivar la economía nacional.

El confinamiento se detuvo más del 50 por ciento el funcionamiento de la economía, con el cierre de negocios y despido de dos millones de empleados, solo en el sector formal de la economía, estimándose otro tanto en la economía informal, y una caída de la producción nacional calculada en menos nueve por ciento.

Total, un desastre. La pandemia no se controla y a los mexicanos parece no importarle ; la gente anda en la calle muy quitada de la pena, como si no hubiera crisis de salud, como si sus vidas estuvieran a salvo, pero tampoco la economía trabaja normalmente a pesar de su repunte.

Hace días el INEGI informó que más de un millón de negocios cerraron y no han reabierto.

Las señales contradictorias emanadas de las autoridades no contribuyen a disminuir los contagios, por el contrario, parecen un estímulo para que estemos en la calle, reanudando nuestras vidas, se multipliquen las fiestas, en fin, un caos.

Las noticias alentadoras de los progresos para desarrollar y aplicar las vacunas son la esperanza. Todos las esperamos con desesperación y sentimos que la salvación está a la vuelta de la esquina y bajamos la guardia. No nos damos cuenta de las dificultades que hay que superar para que la vacunas estén en tiempo y en las cantidades necesarias.

El gobierno federal anunció que las campañas de vacunación van a ser coordinadas y ejecutadas por las instituciones de salud, ¿pero después de mostrar deficiencias, los sistemas de salud podrán con el paquete?

Preguntaría: ¿ya se dispone de más de 200 millones de jeringas para aplicar las vacunas? No es cualquier cantidad.

¿ Ya se diseñaron las redes de abastecimiento y distribución para que lleguen a todas las ciudades, a todos los pueblos incluso a los más alejados y se cuenta con la infraestructura de enfriamiento adecuada y suficiente? ¿se cuenta con el personal suficiente para aplicarlas? ¿cuánto tiempo llevará aplicarlas a toda la población?

Según los primeros datos, se prevé vacunar diez millones en el primer mes, es decir faltarán 115 millones de mexicanos, los que se vacunarán a lo largo, por lo menos de los primeros seis meses del 2021, y muchos de ellos, confiando en la disponibilidad de las primeras vacunas descuidarán su protección y eso seguramente impactará en alarmantes cifras de contagios y muertes.

El desarrollo de los programas de vacunación tiene que acelerarse, pero ¿tenemos los recursos sanitarios y humanos necesarios? ¿Se capacitarán voluntarios? ¿Ya tenemos una definición de los procedimientos para aplicar las vacunas o será que cada persona por su cuenta acudirá al centro de vacunación más cercano? ¿Se desarrollará una campaña de vacunación casa por casa?

Son muchas interrogantes.

Para que la pandemia sea desterrada por la vacuna falta un largo periodo de tiempo que se extenderá al menos por seis meses.

Hay necesidad de que la autoridad hable de eso y aliente y aplique medidas de prevención y control para que esto no se convierta en una catástrofe de proporciones inimaginables.

Agrego una preocupación más, dado que los efectos colaterales a mediano y largo plazo de las vacunas no ha sido posible estudiarlos, qué tal si sale más caro el caldo que las albóndigas, es decir si los efectos a mediano y largo plazo se convierten en un problema de salud para los cuales no estamos prevenidos.

Son muchas las dudas y los riegos, pero hay que correrlos si queremos recatar nuestra vida de antaño.

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