En el espacio de los medios de desinformación y de comunicación confluimos lo mismo desde asnos que celular en mano rebuznan, chantaperiodistas, arribistas e infinidad de fauna, que profesionales del periodismo.
Me sumo a los últimos.
No creo en el periodismo «objetivo».
Si estamos más de dos personas en una mesa, veremos diferente la taza de café.
Quienes ejercemos el periodismo, que ni es más noble que la albañilería o cualquier otro oficio o profesión, somos, eso sí, testigos privilegiados de la historia.
Hasta ahí.
Nunca protagonistas.
Como humanos nos equivocamos.
Más de lo que creemos.
A veces nos convertimos en jueces implacables.
Juzgamos y sentenciamos.
Como sí creo en la imparcialidad, me siento obligado a ofrecer una disculpa pública, porque si no la ofendí, si denosté por escrito, a Paty Ojeda.
Hice eco del sentir de algunos de sus malquerientes, no todos, al menospreciar su talento político.
Paty, espero aceptes mis disculpas y agradezco y valoro, no hayas reclamado mi desliz.
Tu saludo fue una cachetada con guante blanco y una muestra de tu madurez política.
Estoy a tus órdenes.
Es de reconocer que no siempre se tiene toda la verdad y que es un oficio del que se recibe influencia externa malintencionada o bien intencionada depende la posición…, pero hay que tener tamaños para lavar la afrenta y seguir en el camino con la frente en alto, felicidades.