En Querétaro el Partido del Trabajo es poco menos que un membrete, desde la muerte de su líder histórico, don Sebastián Ramos.
Por lo menos en lo que va de este siglo, el instituto político tiene presencia en la vida pública por la tenacidad de unos cuantos militantes, que en el último proceso electoral no sólo fueron abandonados a su suerte, sino además combatidos por Acción Nacional y la pandilla de infiltrados y arribistas liderados por Jorge Salazar Marchán.
Expriistas y panistas pusieron al servicio de Pancho Domínguez y Mauricio Kuri al PT.
Desde Casa de la Corregidora se diseñó y operó la estrategia para que Agustín Dorantes Lámbarri comprara voluntades.
Por eso postularon a Penélope Ramírez a la gubernatura, quien sin propuesta alguna se dedicó a atacar a la morenista Celia Maya.
Lo mismo hizo el resto de candidatos en el 21.
Incluyendo algunos morenistas resentidos.
Hoy el guerrerense Jorge Salazar pretende replicar el esquema.
Ya sin sus ¿titiriteros? ¿esbirros? que «le dieron la vuelta» con el numerario.
Hoy pretende romper el acuerdo petista de ir junto a Morena e impulsar la candidatura senatorial de Santiago Nieto Castillo.
Ya la Comisión Nacional del PT puso bajo la lupa al guerrerense, cuyo vástago y esposa han recibido miles de pesos del gobierno panista.
Mientras tanto, un puñado de militantes se suman a la unidad con Morena y apoyan las aspiraciones de Nieto Castillo.