En su segunda jornada en Puerto Vallarta, congruente con la austeridad convenida para los recorridos por el país, Marcelo Ebrard rechazó de nueva cuenta el gasto en vallas y templetes y, en cambio, se internó a pie por el tradicional tianguis de Las Mojoneras para dialogar con las personas.
Previo a su visita, Marcelo platicó a pie de banqueta con los medios de comunicación y explicó la importancia de acudir allí: “Hablas con la gente. Te enteras de toda la problemática que hay aquí, cuáles son las aspiraciones, qué te proponen, qué reclaman”.
El aspirante a coordinar los comités de defensa de la Cuarta Transformación agregó que esto brinda una fotografía, un pulso del estado de ánimo de la población: “En todos lados donde pueda lo voy a intentar hacer, para tener muy claro cuál es la preocupación principal”.
Ubicado en la colonia del mismo nombre, este tianguis, el más grande y famoso de la ciudad, se despliega a lo largo de la calle Sonora y sus intersecciones. Dicen los que saben que ahí se encuentra de todo, desde ropa nueva y de segunda mano hasta sartenes, accesorios para celulares y refacciones para máquinas de coser y tornamesas, además de una variedad de antojitos.
Sin prisas, bajo el sol de más de 30°C de esta mañana dominical, Marcelo y su esposa Rosalinda Bueso se detuvieron de puesto en puesto para conversar con comerciantes sobre sus expectativas en seguridad pública y oportunidades para sus hijos.
Una de ellas, Mariana, le propuso, apoyada por otros vendedores, que los barrios populares, que son la mayoría en Puerto Vallarta, reciban una inversión fuerte para pavimento, drenaje, agua y diversos programas sociales en favor de los jóvenes y las jefas de hogar.
A nivel nacional, esta idea tendría fondos municipales, estatales y federales, y se podría materializar como un programa territorial para las colonias populares en todas las ciudades turísticas de México, a fin de reducir año tras año la desigualdad que existe y aún impera.
En los puestos de comida, Marcelo y Rosy se sentaron a una mesa con don Jesús, doña Delfina y la pequeña Montse para refrescarse con un agua de jamaica, mientras intercambiaban impresiones sobre las necesidades y afanes de los vallartenses y el país entero.
Por un lado, el excanciller dijo que ha encontrado mucha expectativa y un deseo muy grande de que se siga adelante con los programas sociales. Por el otro, le han compartido otro gran anhelo, que son las oportunidades para los jóvenes y garantizar la seguridad, que no se limita a la cuestión policiaca, sino a adquirir certezas en cuanto al futuro de los hijos y los empleos.
Marcelo también dedicó unos minutos para retomar el tema abordado ayer sobre la protección al medio ambiente. En el caso de destinos turísticos como Puerto Vallarta, señaló que los océanos y la flora y fauna silvestres no siempre son tomados en cuenta al momento de construir desarrollos. Por lo tanto, se requieren compromisos para que el crecimiento económico que se anticipa sea compatible con su protección.