Durante todos sus años de campaña y ahora en sus conferencias mañaneras, Andrés Manuel López Obrador, fustigó a los “gobiernos neoliberales” de los abusos de poder, principalmente en el manejo de las finanzas públicas y el endeudamiento del país. Ya como presidente, ha sido reiterativo en sus declaraciones, descartar la posibilidad de solicitar créditos a instituciones internacionales para enfrentar la crisis de salud ocasionada por el coronavirus.
El pasado cuatro de abril, por ejemplo, descartó la adquisición de deuda para el rescate económico de México. Explicó que hay una manera de enfrentar la crisis y está seguro que funcionará.“Estoy haciendo todo lo posible para no contratar deuda porque ¡imagínense, si endeudamos al país! No, y tenemos muchos recursos (…) “Yo creo que vamos a tener fondos suficientes para rescatar al pueblo y vamos a salir adelante”. “No descartamos ninguna posibilidad, pero no nos vamos a ir a la primera, de bruces, con lo que una y otra vez se ha aplicado y ha fracasado”, indicó. La decisión no es asunto ideológico sino de juicio práctico, y se negó a aplicar un modelo que -dijo- es fracasado y ha empobrecido al pueblo, potenció la corrupción y desató la inseguridad y la violencia.
El 25 de mayo comentó en la mañanera: “Nosotros no vamos a hacer lo que hizo Argentina, endeudarnos económicamente, aunque se enojen los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI)”. Y 15 días después, el 9 de junio, la Secretaría de Hacienda dio a conocer que el gobierno de México recibió un prestamo de mil millones de dólares del Banco Mundial, sin explicar la razón por la que fue solicitado, adelantando que no está destinado a financiar la lucha contra la pandemia del Covid-19.
Por su parte, el presidente informó que es una “operación de rutina”, cuyo trámite comenzó desde el año pasado, y sostuvo que el crédito no implica un aumento de la deuda en términos reales con relación al producto interno bruto (PIB), el cual se destinará “a lo fundamental” y habrá un incremento a los recursos destinados a los más necesitados.
Insistió que el préstamo se destinará a lo fundamental: a la gente, al pueblo, a los pobres, aumentando 50 mil millones de pesos al presupuesto de este año. Se otorgarán créditos para el 70 por ciento de la población, a 25 millones de empresas familiares, pues, si les va bien a los de abajo, les va bien a los de arriba, porque se va a incentivar el consumo”, además se invertirá en programas de salud, rehabilitación de hospitales y contratación de personal médico. Y añadió que ya solicitó a la Cámara de Diputados, “le permita hacer reacomodos al presupuesto para ajustarlo a la nueva realidad, así como la extinción de fideicomisos, y habrá un ahorro de alrededor de 500 mil millones de pesos, suficientes para que no aumente la deuda, estamos enfrentando la caída en la economía por los efectos del coronavirus”.
AMLO cae en el cinismo y ofende a los mexicanos considerándonos bobos, como si todos fueramos sus “chairos”. Publicamente declara que no solicitará créditos a organismos financieros internacionales para no endeudar al país, pero desde el año pasado, cuando aún no había pandemia, “en una operación de rutina”, solicitó mil milllones de dólares al Banco Mundial, insistiendo que no aumentará la deuda en términos reales (!), más aún, que los recursos que pagaremos todos los mexicanos no serán usados para enfrentar la crisis de salud por coronavirus, pero que sí se usarán para “lo fundamental”, para los pobres, para los necesitados, es decir, para hacer su campaña para recuperar su alicaída popularidad.
Y para rematar, que sus diputados federales le permitam “ajustar” el presupuesto como le venga en gana, según su nueva realidad. Mientras los gobiernos de todo el mundo han inyectado dinero a sus débiles economías para generar empleos, todavía hoy, lópez Obrador y López-Gatell, a cien días de pandemia, los pobres mueren de hambre por falta de apoyo alimenticio y el personal de salud no cuenta con insumos, mucho menos se les han aplicado pruebas Covid.