Homero Barrera
Las historias de estos países no pueden comprenderse una sin la otra; son como dos hermanos recorriendo caminos paralelos durante 200 largos años. La historia compartida entre México y Estados Unidos ha tenido diferentes episodios, algunos polémicos, otros felices y otros no tanto; han ido desde la lucha por el reconocimiento de los territorios donde un día como el pasado 12 de diciembre, pero del año 1822, Estados Unidos reconoce a México como Estado pasando por el añejo problema migratorio que data desde 1830 cuando el entonces presidente Santa Anna prohibía la migración desde Estados Unidos a Texas, hasta la dependencia económica y el intercambio comercial que sostienen desde hace mucho tiempo.
Hace unos días, México y Estados Unidos firmaron una Declaración de Amistad por los 200 años de relaciones diplomáticas y más allá de lo que se pueda decir de este gobierno mexicano, lo que expresaron varios o muchos detractores fueron meras especulaciones y algunas cuantas declaraciones de mala fe, ya que no podemos olvidar que al ahora presidente López Obrador durante su campaña de 2018 se especuló que, de ganar las elecciones, el tipo de cambio fluctuaría, cancelaría el TLCAN y se afectaría la cooperación en áreas como la seguridad fronteriza y el comercio, por mencionar algunos.
Al paso de cuatro años de gobierno, no solo la especulación y la mala fe se han ido desvaneciendo; al contrario, desde una visión donde se busca la igualdad de oportunidades, este gobierno ha velado no solo por las trabajadoras y los trabajadores fronterizos para evitar su migración al establecer medidas como el aumento al salario mínimo en la frontera, sino también con el sector empresarial al reducir el IVA del 16% al 8% en la Zona Libre de la Frontera Norte del país. Además, desde el año 2021 se han destinado cerca de 1500 millones de pesos para otorgar 60 000 apoyos a microempresas.
Este nuevo paquete de apoyo da continuidad al compromiso del Gobierno de México para ayudar a la reactivación económica de aquellas microempresas y familias que se han visto afectadas por la pandemia de COVID-19.
De acuerdo a estos últimos datos, los incentivos y el esfuerzo realizado por las autoridades mexicanas hacia trabajadores y patrones en materia económica, han dado la certeza a la inversiones que han realizado y que están por realizar empresarios estadounidenses; a su vez, esa misma certeza se ha brindado a empresarios locales para seguir apostando e invirtiendo en México y crear así un círculo virtuoso.
De seguir esta ruta, las relaciones entre ambos países serán más estrechas y positivas con el paso de los años, esto traerá lo que como empresarios nacionalistas siempre hemos soñado y buscado: el crecimiento económico, la generación de empleos bien remunerados y la estabilidad para nuestro país.