Siempre es necesario que el pueblo reflexione sobre los asuntos importantes del tipo que sean, que ocurren en nuestro entorno, en nuestro país, nuestro estado y nuestros municipios, sean estos económicos o políticos.
Conviene estar enterados y conscientes para tomar nuestra posición al respecto, pues la sociedad la componemos todos, y no conviene dejar que quienes nos gobiernan decidan todo por su cuenta.
A mí, por ejemplo, me llaman la atención algunos acontecimientos ocurridos en la elección para presidenta de la república, senadores, diputados federales, diputados locales y presidentes municipales, el pasado dos de junio, sobre los que los invito a reflexionar.
En primer lugar, me parece interesante destacar el hecho de que siempre que la gente de las colonias más pobres, sobre todo las que aún no cuentan con escrituras, acude a las distintas dependencias de los gobiernos estatales y municipales a solicitar algunas de las obras más sentidas, como puede ser agua potable, luz eléctrica, el pavimento de calles o de algún camino, nunca se les puede resolver, aunque protesten, porque nunca hay dinero y no valen porque no son asentamientos regulares.
Sin embargo, tan pronto hay elecciones, conocedores de sus necesidades y de sus condiciones económicas, son a los primeros que buscan de manera “discreta” para comprarles sus votos en 200, 500 y hasta 1000 pesos según lo competida de la elección, además obviamente de prometerles, desafortunadamente sólo eso, solución a las necesidades de sus colonias.
¿Cuánto costaría la elección y de dónde salió tanto dinero para cubrir los gastos de cierres de campaña con grupos musicales, espectaculares, compra de vehículos, miles y miles de lonas, mobiliario para eventos, pinta de bardas, prensa, anuncios en radio y televisión, microperforados para vehículos, engomados, despensas, tinacos, calentadores solares, estufas, lavadoras, recámaras, pisos, techos, cuartos, sombrillas, mandiles, playeras, gorras, comidas, cervezas, renta de salones para eventos, compra de votos, pago a trabajadores en cruceros y tocar puertas para que la gente saliera a votar?
Un elemento más que conviene analizar, ¿cuál es la explicación por la que la candidata de la alianza, Juntos Haremos Historia, Claudia Sheinbaum, obtuvo el 59.3 % del total de la votación nacional, equivalente a casi 36 millones de votos, si el gobierno de la república ha sido un verdadero desastre y ha entregado los peores resultados en los principales aspectos de la vida de México?
Sus resultados en el aspecto de la seguridad pública son terribles. Más de 185 mil muertes por violencia en lo que va de la administración de Andrés Manuel López Obrador, mientras él sigue repartiendo abrazos a los delincuentes. Y así en los aspectos de la salud, la educación, en la ejecución de obras de infraestructura, en la disminución de la pobreza y en su principal bandera política: el combate a la corrupción. Todo les ha salido mal.
¿Y por qué en Querétaro, gobernado por el PAN, Claudia Sheinbaum obtiene 580 mil 295 votos, el 50.7 % y Xóchitl Gálvez 427 mil 514 votos, el 37 %? ¿Y por qué el PAN y su alianza con el PRI y el PRD, solo se quedan con siete de los dieciocho municipios del estado y pierden diez de las quince diputaciones de mayoría relativa?
A mi juicio, dos son las principales respuestas a estas interrogantes. En primer lugar, que regalar dinero que no es suyo para mantener su hegemonía, como lo han hecho Andrés Manuel López Obrador y la 4T desde el Gobierno federal, da muchos votos.
Y en segundo lugar, que los ciudadanos queretanos expresaron en las urnas un sentimiento de enojo, malestar y de hartazgo contra quienes detentan el poder, por su arrogancia, insensibilidad y falta de respuesta a sus principales necesidades.
Pero siendo realistas, ¿qué ganó el pueblo de México y particularmente el de Querétaro en esta “fiesta de la democracia” más allá de una despensa, un calentador o sus mil pesitos a cambio del voto? ¡Nada!
Tendremos que seguir remando para resolver las dificultades de siempre; de falta de empleo bien pagado, de agua, de luz eléctrica, de calles y caminos pavimentados, etcétera, y la salida está obviamente en hacerlo de manera organizada, pues solo el pueblo puede salvar al pueblo mismo.