La verdad sobre Los Sabinos y su manantial

Hace días un grupo de habitantes de la comunidad de Escolásticas, municipio de Pedro Escobedo, invadió el predio donde legendarios ahuehuetes abrevan del manantial que brota en el predio Los Sabinos.

Encabezados por las hermanas Chávez Cañas, presuntamente cobijadas por dirigentes morenistas, desconocedores de la situación legal de la propiedad, la invadieron, y fueron contenidos por la fuerza pública.

Este reportero tuvo acceso a documentos emitidos por diferentes dependencias, que prueban la legítima posesión del sitio por parte de la familia Torres.

Días después, el sábado 24, pobladores engañados y manipulados por personas ajenas a ese terruño, esperaron bajo el sol durante horas, que Claudia Sheinbaum los volteara a ver.

Sin razón alguna y sí desmedida ambición, pretenden apoderarse de una propiedad privada.

PAPELITO HABLA

De boca en boca, entre los nacidos en el lugar, corre la versión de que Maximiliano de Habsburgo y Carlota llegaron a bañarse en aguas de Los Sabinos.

Entonces pertenecían a una gran hacienda.

Me referiré solamente a su historia más reciente.

Hace dos siglos la hacienda Escolásticas perteneció a la delegación Arroyo Seco, del distrito San Juan del Río; ya en 1936 era parte de Pedro Escobedo.

Fue cuando se dio el reparto agrario.

Entonces la hacienda constaba de alrededor de dos mil 500 hectáreas; 21 de ellas eran de caseríos.

La entonces propietaria, señora Montaño, se inconformó con la resolución que le arrebataba su posesión.

A raíz de ello, se le respetó cierta superficie, así como dos huertas, dos cascos de hacienda y el manantial, como su propiedad.

Este deslinde fue rectificado el nueve de junio de 1944, cuyo plano de ejecución se aprobó en acta el 17 de agosto de 1945.

En 1964, tres de septiembre, ejidatarios abrieron un nuevo juicio en el Juzgado Segundo en Materia Administrativa

Es en 2001 cuando de nueva cuenta se dicta sentencia a favor de los propietarios del predio.

Estos, la familia Torres Silva dona, de común acuerdo una hectárea junto a la capilla vecina al templo del ejido.

Hoy en día, esos 10 mil metros cuadrados dan lugar a la explanada donde se realiza la feria y otras festividades.

Más tarde el municipio amplió el lugar, por lo que los propietarios recortaron sus límites 30 metros.

Asimismo donaron el 40 por ciento de la superficie del campo de futbol, recortando nuevamente su territorio para dejar un espacio detrás de una de las porterías.

Todo lo anterior está formalizado en la cláusula V del convenio sobre los linderos del particular y el ejido.

Desde fines del siglo pasado, la familia Torres Silva ha acreditado su legítima posesión de esas tierras mediante la escritura pública 35,858, al igual que él Tribunal Unitario Agrario y el Registro Agrario Nacional han certificado la propiedad de los Torres.

Por su lado, la Comisión Nacional de Aguas resolvió el conflicto del manantial provocado por habitantes de Dolores Ajuchitlancito, otorgando la concesión de un pozo del agua, administrado por la CEA, en esa localidad, para suministro de la misma.

Por último: la propiedad, incluyendo el manantial, fue bardeada hace años, y apenas unos cuantos lidercillos juntan incautos para rescatar, no un espacio común, sino su bolsillo.

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