En Cadereyta, una vida sin agua

Cadereyta es un municipio con historia y grandes riquezas: su gente, sus costumbres, tradiciones, y sus enormes recursos naturales: tierras, bosques, mármol, oro, plata, cobre y una gran cantidad de agua, que lamentablemente, mientras se vende muy cara en la capital, le falta a las comunidades y a la cabecera.

A cambio de que los pueblos de Maconí aceptaran que la CEA se llevara el agua a través del Acueducto II, en 2006, les prometieron caminos, luz eléctrica, un COBAQ y agua. Después de 16 años nunca les resolvió nada, ni el COBAQ, que aún funciona en un local prestado.

Divide y vencerás, es el principio del gobierno, y mucha gente ha caído en la trampa, renunciando a mejorar sus condiciones y de sus pueblos. A cada intento de que las promesas se hicieran realidad, hubo nuevas trampas y maniobras para desanimarlos a través de “lidercitos”, que les llegan por lo más bajo; dinero o acuerdos personales.

Lo hicieron en varias ocasiones y les funcionó. Ya enfadados, los subdelegados a quienes el Movimiento Antorchista, a través del profesor Jerónimo Gurrola, les ayudó a resolver una vieja y perdida demanda en el tribunal para que el municipio les pagara una compensación económica por trabajar al frente de sus comunidades, solicitaron su apoyo.

En 2020 y 2021 se hicieron reuniones de trabajo y recorridos por los pueblos, y en marzo y mayo, mucho antes de la campaña de Miguel Martínez, como consta en documentos, se acordó construir 4 obras en beneficio de la gente: agua potable para El Huizache, La Blanca, Las Joyas, La Luz, El Torno, Tierras Coloradas, Cerro Colorado y El Hortelano.

El proyecto Taxidhó-Deconí para: La Veracruz, Nuevo San Joaquín, Rancho Nuevo, La Honda, Los Lirios, Los Martínez, El Timbre, La Mohonera, Santo Tomás y El Devisadero; el proyecto para El Suspiro, El Limón y El Pacífico, en El Doctor, y agua directa del Acueducto para Cadereyta. ¿Antes, quién se había preocupado por resolver estas necesidades? Nadie, ni los funcionarios del municipio, ni del estado.

Las gestiones por el agua han sido un gran éxito, un logro del pueblo organizado y una gran lección de que la lucha da resultado. Después de muchos años, los funcionarios que nunca hicieron algo para resolver esta necesidad por no ser en su provecho personal, están llamando este miércoles al pueblo para hacer caravana con sombrero ajeno.

Pueblo de Cadereyta: llevarse el agua en 2006 costó 1.6 mil millones de pesos, y el acueducto III costará 12 mil millones de pesos de los impuestos de todos, para seguir haciendo negocio. No permitan que los proyectos acordados queden sin resolverse y nuevamente se burlen con promesas de llevarles agua con su moderno sistema, “agua de la brisa”.

Finalmente, nunca faltan quienes por interés o delicia traicionen a su pueblo. La historia así lo registra: Judas Iscariote, La Malinche o Victoriano Huerta. Los comprendemos, aunque sintamos pena ajena. Ponerse del lado de la gente sencilla y necesitada, sin interés político o económico no es fácil; implica sacrificios, presiones, gasto y entregar hasta la propia vida, pero es orgullo y satisfacción trabajar en beneficio de los que menos tienen, aunque muchos no lo entiendan, ni lo valoren. Que la historia hable por nosotros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *