«Los mariachis callaron…», dice la canción.
Y las focas dejaron de aplaudir a quien, como en carpas circenses, les da ¿todavía? charales para pagar gas y luz.
Trasvestis chantaperiodistas de pacotilla, se apresuran a cambiar el color de sus míseras ropas.
Fueron tricolores.
Luego azules, efímeramente.
Hoy, el moradito -en todos los sentidos- es lo que boquiabiertos, sin choninos y cerviz doblada es su anhelo.
Muerto el Padrino, ¡Viva el Padrino!
Entorilados en el tapanco, rebuznan que tienen nuevo protector.
Dejan solo, créanme, a quien les dio de comer los últimos años.
Los chantaperiodistas feisbukeros, dejaron de aplaudir a su amo luego del repudio dominical.
Están contra la espada y la pared.
Cierto es que el hambre es más grande que la dignidad.
Es más, ni saben qué es lo último.
El chiste es que dejaron solo a quien manda en el pueblo.
Huevos tibios, no saben ante quien abrirse de piernas.
Lengüetan a diputados, alcaldes y regidores electos de Morena, aunque siguen rebuznando en contra de la 4T.
Kuri, rostro descompuesto, buscó angustiado un respaldo en su domingo negro.
No lo hubo.
Los movilizados por algunos DIF municipales fueron nada.
Muy tarde, y de manera torpe, -pendeja escribiría, pero este garabatero no quiere ofender a los burros-
los panistas reaccionaron.
Pero sus rémoras ¡callaron!
Entre dientes mascullaron que si Luis Humberto, que si Santiago, que si Gilberto…
Cual chicas buena onda del barrio, la morralla que desprestigia el quehacer informativo, adjudicó paternidad y rebuznó la incompetencia de quienes cobran puntualmente en la secretaría de Gobierno.
Ocioso resulta recordar sus yerros.
Desde Lupe Murguía en Cancún, cuando el gobernador andaba en el extranjero, y en un evento de riesgo cantado -partido Gallos-Atlas- no se tomaron precauciones, hasta el domingo negro del veracruzano.
Los panuchos de hueso azul deben alzar la voz.
Recobrar su autoridad moral y deshacerse del lastre que sangra las finanzas.
Parece que Kuri ya entendió.
Hay focas, quienes ya resienten el cierre de la llave, que cabizbajos, mascullán contra la 4T, pero lengua de fuera, buscan oler flatulencias.
Por eso doblan la cerviz, choninos al tobillo ante lo que llaman morenacos y mugreños.
Además de pendejear a su patriarca.
A quien los cobijó.
Aquí está el saco, para quien le venga.