TV Azteca, propiedad del empresario Ricardo Salinas Pliego, y el titular del noticiero nocturno de la televisora, Javier Alatorre, se volvieron tendencia en redes sociales luego de que el conductor afirmó que hay una pérdida de confianza en las autoridades de Salud en el tema del COVID-19, e incluso llamó a no hacerles caso.
La víspera, en plena contingencia sanitaria por el coronavirus, Alatorre dijo en su programa que las conferencias y las cifras dadas a conocer cada noche por el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, “ya se volvieron irrelevantes”.
“Es más, se lo decimos con todas sus palabras, ya no le haga caso a Hugo López-Gatell”, sugirió el conductor en televisión abierta, lo que provocó una ola de reacciones negativas en su contra y contra la televisora de Grupo Salinas.
Afirmó que gobernadores de diferentes estados del país han desmentido los datos del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud e incluso afirmó que López-Gatell «se fue de bruces en una entrevista con el Wall Street Journal y aceptó sus falsedades”.
Todo es negocio
No es secreto para nadie que Ricardo Salinas Pliego es un hombre de negocios que pasa por encima de cualquier ser humano y de cualquier ley, con tal de obtener lo que desea.
El accionista mayoritario de Grupo Salinas, saltó a la fama en 1993, cuando en una operación opaca y siendo la oferta de menor monto, obtuvo el sistema de televisión estatal Imevisión, con los canales 7 y 13.
Valuado en ese año en 12 mil millones 320 mil pesos, Salinas Pliego solo pagó un adelanto de 573 millones y lo demás, en cómodos «abonos chiquitos».
En el imaginario de la cosa pública, se aseguraba que Raúl Salinas estuvo detrás de la operación y fue quien facilitó el dinero.
Hoy lo conocemos como TV Azteca.
Salinas Pliego es dueño de un Trust de varias empresas: TV Azteca, Grupo Elektra, Grupo Dragón, Advance America, Banco Azteca, Seguros Azteca, Afore Azteca, Italika, Punto Casa de Bolsa, Azteca Internet, Totalplay, Totalplay Empresarial, Agencia i, Totalsec y Promo Espacio.
Además, opera en México, Estados Unidos, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Perú, Panamá y Brasil, y tiene una planta laboral de más de 70 mil personas.
El dueño de Grupo Salinas es conocido por utilizar sus medios de comunicación para golpear a actores políticos e instituciones que no ceden a sus solicitudes, la mayoría de ellas leoninas.
También, por no respetar los acuerdos, de palabra o por escrito, sean mercantiles o de comunicación.
Las declaraciones de Javier Alatorre, el conductor del noticiero estelar de TV Azteca, no deben observarse como atípico, sino como un comportamiento constante de la forma de operar de Salinas Pliego.
Paco Stanley y el linchamiento mediático a Cuauhtémoc Cárdenas
El 7 de junio de 1999, el cómico estrella del canal 13, Paco Stanley, decidió ir a comer a «El Charco de las Ranas», en la Ciudad de México. Al salir del restaurante y abordar su camioneta, fue asesinado por cuatro impactos de bala por un individuo.
Desde el momento del asesinato, Ricardo Salinas Pliego inició una campaña en sus televisoras que presentaban al cómico como un mártir y responsabilizaba de su muerte al primer gobierno elegido democráticamente en entonces conocido como Distrito Federal, encabezado por el jefe de Gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Sin pudor alguno, el dueño de Grupo Salinas exigió la renuncia del jefe de Gobierno y cuestionó el sistema democrático que permitió la transición política de la capital de México.
Se unieron a la campaña de linchamiento actores de las telenovelas de TV Azteca, líderes de opinión a sueldo y periodistas afines.
Inició un circo mediático, transmitiendo en vivo los funerales en Gayosso, sacando no solo raja política, sino económica: los agentes de publicidad de la televisora fueron obligados a colocar spots de sus clientes durante las pompa fúnebres.
Las investigaciones policiales demostraron que el asesinato de Paco Stanley no fue producto de la inseguridad, sino de un asunto de mucha cola.
La investigación arrojó que el cómico había sufrido varias amenazas de muerte, llevaba consigo una credencial de la Secretaría de Gobernación Federal, que lo acreditaba como servidor público y podría hacer uso de cualquier arma de fuego sin sanción alguna.
También que era el proveedor droga en las instalaciones de la televisora, que era informante de la DEA y que pertenecía a la estructura del Cartel de Juárez.
Pero los noticieros de TV Azteca jamás dieron a conocer esta información.
La idea era desprestigiar al gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas y el primer gobierno de izquierda en la capital mexicana.
El despojo de Canal 40
En 1998, CNI Canal 40, cuya concesión la tenía Manuel Moreno Valle, y TV Azteca, firman una alianza estratégica e inician transmisiones conjuntas en ese mismo año, cambiando la frecuencia a Azteca 40.
Dos años después, debido a diferencias por el convenio de contendidos, Javier Morena Valle rompe los contratos con TV Azteca, poniendo al aire de nuevo CNI Canal 40.
Alegó que Televisión Azteca no cumplió lo estipulado en el contrato. «Me equivoqué de socio», dijo.
Ricardo Salinas Pliego respondió «No se había equivocado de socio, sino de enemigo».
Inició el pleito legal.
En la madrugada del 27 de diciembre de 2002, un comando armado bajo las órdenes de los lugartenientes de Salinas Pliego, tomó por asalto la planta transmisora de CNI Canal 40, en el Cerro del Chiquihuite, en la Ciudad de México.
Inmediatamente se conoció como El Chiquihuitazo.
Después de esto, toman a uno de los ingenieros y le ordenaron que sacara del aire a Canal 40 y pusiera la señal de Azteca 13 en su lugar, para después liberar al resto de trabajadores y retirarse.
Ya teniendo el control de la planta transmisora, realizaron un montaje que representantes legales de TV Azteca entraban sin problemas a las instalaciones y solo un hombre firmaba de recibido, dejándolos pasar sin problemas.
Lo difundieron en sus noticieros, expresando con júbilo «¡Bienvenido Canal 40 a la familia Azteca!»
Esta acción desencadenó un cúmulo de desatinos del Gobierno Federal, encabezado por el presidente de México, Vicente Fox Quesada, por su actitud tibia.
El error más grande en este conflicto, fueron las declaraciones de Vicente Fox al ser cuestionado en conferencia de prensa sobre el asunto de Canal 40, solo respondiendo «¿Y yo por qué?».
En enero de 2003, la señal fue devuelta para CNI Canal 40.
Pero el daño estaba hecho.
Entre deudas y boicot publicitario, el proyecto murió en 2006.
Salinas Pliego obtuvo su victoria. Hoy el canal se conoce como ADN 40.
Ricardo Salinas y el chantaje
El dueño de Grupo Salinas es experto en el chantaje.
Sabe que hilos jalar para obtener lo que quiere.
Ejercer el poder para manipular, manipular para lograr sus objetivos.
Recurre a la culpa, a la obligación, al miedo.
Él jamás será culpable o responsable de sus actos, de las consecuencias que pasen a su alrededor.
Su historia empresarial, política y social lo hacen patente.
Actúa para obtener más dinero, más poder.
Estaba acostumbrado a llevarse pesado con los presidentes.
Inclusive hacer homilías sobre que durante la pandemia, no habrá sana distancia, ni pararán sus actividades las empresas de las qué él es dueño.
En una de ellas, Elektra, como muestra de buena voluntad, invita a sus deudores a «adelantar pagos de sus abonos chiquitos, para prevenir problemas futuros».
La solidaridad en tiempos de la cobranza.
A pesar de las muestras de apertura, al ser Banco Azteca una de las instituciones de crédito consentidas del Gobierno Federal, le parece insuficiente.
No le agradó que el SAT cometiera la imprudencia de cobrarle los impuestos que debe.
No le agradó que investigue, a pesar que el presidente Andrés Manuel López Obrador diga lo contrario, las cuentas de Enrique Peña Nietos y sus amigos.
Sabe que hay mucha cola que le pisen.
No le gustó nada el anuncio que recortará Gobierno Federal las partidas a comunicación social.
Respondió como le gusta hacerlo, golpeando por la espalda.
Ante la contingencia sanitaria por el virus COVID-19, TV Azteca, a través de su conductor Javier Alatorre y en redes sociales, Grupo Salinas llamó a no hacerle caso al subsecretario de Salud,
Como anoche lo hizo la empresa TvAzteca, primero con su conductor Javier Alatorre y después en un tweet de la televisora, de Grupo Salinas, donde llamaron a no hacerle caso al subsecretario de Salud, Hugo López Gatell.
De pronto, el segundo consorcio de comunicación más grande llama a no hacerle caso al epidemiólogo nada más porque le parece que su presencia diaria es irrelevante.
No hay que confundirnos en un detalle importante: Javier Alatorre, el conductor, es un mero peón. Ricardo Salinas Pliego es el cerebro.
Es una irresponsabilidad, pensando que va a poder chantajear al Gobierno Federal y al propio presidente López Obrador.
Sus declaraciones pueden tener consecuencias legales, pues las concesiones son propiedad de la nación y sus canales de televisión no son la excepción.
La cancha está en Gobierno Federal.
Y siendo más local, ¿qué consecuencias tendrá para los gobiernos estatales?
En mi humilde punto de vista, el gobierno de Querétario, encabezado por Francisco Domínguez Servién, ha actuado con responsabilidad durante la contingencia.
Si le ha sacado otro provecho, no es el espacio para comentarlo.
Pero las declaraciones de TV Azteca implica también consecuencias para los gobiernos estatales, pues echa al traste descalificando el tema de la sana distancia y las acciones de contingencia.
Ricardo Salinas Pliego ha actuado como sicario empresarial.
En términos beisboleros, la curva está lanzada, ahora en los diferentes ámbitos de gobiernos les toca como batear.
Veremos, dijo el ciego.