Cristina Rosas Illescas
Escasos siete meses faltan para que cada uno de los mexicanos salgamos a emitir nuestro voto, para que gane uno de los candidatos postulados por los partidos políticos en campaña desde hace ya más de un año. Sólo con el voto ciudadano va a ganar uno de las contendientes al máximo poder de la República, así debe ser en realidad.
Sin embargo hace dos o tres años que López Obrador ha orquestado calculadamente, la idea que ya se tiene ganadora, lo que llama “relevo generacional”; lo que significa en pocas palabras, volver a tener el poder, o la continuación de su poder a través de otra persona, otro nombre, con una mujer para llegar a las fibras más sensibles de la población poco informada, explotando al máximo el sentimentalismo y la equidad de género, que utilizan cuando así les conviene.
Pero lo más peligroso es que seguramente el país entero sufrirá más, y habrá el doble de los males que ha generado la tan llevada y traída “Cuarta Trasformación”. De acuerdo con una Consulta realizada por la empresa especializada, Mitofsky, de Roy Campos, publicada en el periódico, El Economista, que día con día publica estadísticas y porcentajes de la aprobación del presidente, da como resultado que el 56.9 por ciento aprueba, contra un 43.1 por ciento que no ésta de acuerdo con la gestión presidencial de la 4T.
La estadística desglosa los resultados en dos aspectos. En la parte económica el 31.8 por ciento considera que está peor que antes y en el tema de la seguridad el 45.7 por ciento de los encuestados considera que esta peor. Al final López obrador se atiene al 56.9 por ciento de aprobación, por tanto hay que explotarlo al máximo para colocar su proyecto “a otro nivel” y como todo está muy bien, solo hace falta que le coloque la banda presidencial a su candidata Claudia Sheinbaum.
Y afirma, “el relevo generacional está listo para que la 4T siga gobernando”. Pero el hecho que su candidata Claudia, no declare nada, ni tome postura a favor de los millones de afectados por su política y los pésimos resultados de la administración de Amlo, significa que está de acuerdo y apoya todo lo que dice y hace Obrador, es un silencio discreto para no alertar y espantar a los electores que aún creen en López Obrador o los posibles electores indecisos que le retiren su voto a Morena.
“Su relevo”, es decir Claudia Sheinbaum no critica al gobierno morenista por ejemplo, por el desastre en materia de inseguridad y la muerte de cinco jóvenes estudiantes de Celaya, que de acuerdo con el fiscal del estado, fueron secuestrados y ejecutados, que a decir de las autoridades locales, no fue un asunto de drogas como declaró Amlo para deslindarse.
Igualmente, “le muerde la puerta el dedo”, en el asunto de los 14 fallecidos y cinco heridos de gravedad con arma de fuego, por enfrentamiento entre civiles y grupos armados que cobraban piso por las cosechas, a los pobladores de Texcaltitlán, estado de México. Como se vio en las imágenes trasmitidas en todos los medios de información, que no dejan nada a la imaginación, pues a machetazo limpio los pobladores destrozaron a los delincuentes y posteriormente les prendieron fuego.
La autoridad y guardia nacional no hicieron presencia en esta entidad gobernada ahora por la morenista Delfina Gómez.
Y como éste caso, muchos otros ejemplos que ocurren todos los días: el grave deterioro del Sistema del Transporte Publico Colectivo, Metro, en la Ciudad de México; los gigantescos y multimillonarios robos cometidos por funcionarios morenistas corruptos, como el de Segalmex, por el exdirector de Administración y Finanzas, dependencia ampliamente defendida por el propio presidente de la República; la locura de la construcción de la Super Farmacia que va a surtir todas las medicinas en todos los rincones del País, ingeniosa alternativa para reparar el desaparecido sistema de salud, etcétera.
Los mexicanos no necesitamos un relevo generacional del partido manipulador y demagogo, en el gobierno. Necesitamos un verdadero partido que gobierne en beneficio de todos los mexicanos.