Los dos primeros días de noviembre, en nuestro país, son motivo para visitar panteones, colocar pintorescos altares y mantener vivo el recuerdo de quienes se fueron.
Aunque en los últimos años muchas personas han adoptado el festejo anglosajon del Hallowen, esta tradición mexicana sigue vigente.
Solo los mexicanos nos burlamos de la muerte.
Solo nosotros alardeamos: la calaca me pela los dientes; ya colgó los tenis; chupó faros; entregó el equipo; pasó a mejor vida; está de minero: tres metros bajo tierra, entre otros dichos.