Callar noticias

Después de la noche del dos de octubre de 1968, me levanté temprano, dolido por lo que había pasado, creyendo que encontraría una revuelta social y manifestaciones de padres enardecidos, encontrando las calles con la misma monotonía, la gente transitando rumbo a sus actividades, ajenas lo ocurrido; me acerqué al puesto de periódicos y con sorpresa leí los titulares: todos hablaban de un enfrentamiento estudiantil y una agresión al Ejército. Todos los periódicos nacionales ocultaron la noticia: mintieron para no enfrentar al gobierno de Díaz Ordaz.

La verdad permaneció mucho tiempo deformada, soslayada. Llegó después de años, filtrada silenciosamente, poco a poco, pero llegó.

Así sucede con las noticas y eso me lleva a preguntar si la labor del periodismo, es mentir o difundir las mentiras oficiales o si su función es difundir la verdad, basada en información confiable, en testimonios contrastados, en opiniones de diferente signo que perfilen con exactitud lo sucedido.

Los medios de comunicación de Estados Unidos se han sumado a la lucha por la verdad. Pasado el proceso electoral en ese país, cuándo la información confiable perfilaba el triunfo del demócrata Biden sobre el presidente Trump este quiso en apariciones televisivas desvirtuar el triunfo de su rival acusando un fraude electoral sin aportar pruebas; ¿qué hicieron las principales cadenas televisivas? Se pusieron del lado de la verdad y bloquearon la difusión del discurso de Trump, por no apegarse a la verdad.

El argumento común fue que el compromiso es con la verdad.

En México, después de años de silencio, en la gestión de Ernesto Zedillo empezó a formarse una prensa crítica.

Hasta ahora no había cortapisas; hay que reconocer que por presiones oficiales diversos comunicadores perdieron sus espacios y así llegamos a nuestros días, en que la prensa y los medios críticos son cuestionados por el poder.

Las reacciones han sido prudentes, se rehúye el enfrenamiento, pero continúan informando de hechos que no encajan en el discurso presidencial.

Ahora nos encontramos una nueva situación: una comunicadora ha señalado que no informará los posicionamientos presidenciales que no concuerden con su visión de la realidad.

¿Cuál es el papel del comunicador ? ¿Difundir las noticias sin analizarlas, ni comprobar su veracidad, o difundir la verdad?

La comunicadora asume un compromiso solo con la verdad, pero ¿cuál es la verdad, la suya? En lo personal estimo es una actitud maternalista, nos quiere cubrir de lo que ella considera incorrecto?

¿Debe repetirse lo sucedido aquel lejano dos de octubre de 1968 en materia informativa?

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