Arañan el cielo y se rasgan las vestiduras

En Querétaro dificilmente podemos hablar de una izquierda con sólida formación ideológica.

Siendo parte del Bajío -junto a Guanajuato, Michoacán, Jalisco y San Luis Potosí- nuestra entidad es cuna del conservadurismo, aunque aquí se halla promulgado una de las constituciones más avanzadas del siglo pasado.

Difícil es encontrar antecedentes de lucha con ideales socialistas. Hay, eso sí, anhelos de cambios liberales, progresistas.

Son, casi todos, protagonizados por universitarios, algunos sindicalistas y líderes sociales.

Pocos con visión clara y definida.

La modernidad y oportunidades de una entidad privilegiada trajo nuevos habitantes con ideas frescas, desde liberales hasta algunas de izquierda que han permeado en la sociedad.

A finales del siglo XX el Partido de la Revolución Democrática alcanzó su plenitud, misma que decayó cuando sus líderes se convirtieron en fraccionadores y administradores de la inconformidad.

Desde su formación, el Partido del Trabajo ha sido, y sigue siendo, un botín testimonial.

Quizá salvo el periodo en que lo dirigió Sebastían Ramos.

Hoy, su dirigencia hace esfuerzos por regresarlo al escenario.

Cientos, miles de queretanos, hoy están a unos días de dar un viraje en tener un gobierno distante de las poderosas familias oligarcas que han mantenido el poder desde siempre.

Quienes han luchado por mejorar el nivel de vida de los queretanos, tener gobiernos sensibles, política y socialmente, hoy arañan el cielo con la candidatura de la Magistrada Celia Maya García por Morena a Casa de la Corregidora.

Muchos viejos luchadores seguramente nunca esperaron vivir este momento.

Otros anhelantes de un cambio, jamás imaginaron que la posibilidad de que alguien ajeno a las cúpulas político-financieras acceda al gobierno es una realidad.

Ambos segmentos de la población, empero, se han perdido en el bosque.

Algunos de los primeros se sienten merecedores de heredar, no de conquistar, espacios de poder.

Exhiben sus años de lucha.

Otros ven el poder por el poder.

Pieden de vista que Morena es un movimiento amplio, incluyente.

Que así fue como Andrés Manuel López Obrador llegó a Palacio Nacional: sumando, incluyendo actores políticos ansiosos de un cambio.

Hoy, con la posibilidad palpable de que Celia Maya gane la gubernatura, en lugar de construir, destruyen.

Minan los cimientos del proyecto, peleando por candidturas que ellos no ganarán, o para las que, de plano, no están preparados.

Contrario a lo que dice el tango, el músculo duerme, la ambición no descansa.

Desconocen las reglas del juego que nunca se ocultaron. Que debían conocer de sobra.

Cierto, mucho arribista pretende subirse al tren morenista.

Pues en eso deberían trabajar.

En darle solidez a Morena y formar ideológicamente cuadros políticos, no solo para ser candidatos, sino para también gobernar.

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