Desde septiembre de 2020 el ambulantaje manipulado por unos cuantos vividores -Rocío Alvarado, Rogelio Orozco y Sergio Jerónimo Sánchez, entre otros- ha vuelto a invadir las calles del Centro Histórico queretano.
Solapados por la dirección de Gobierno encabezada por Joaquín González de León, también proliferan falsos inspectores de Comercio establecido e informal, que coludidos con empleados bajo el mando de José Encarnación Ledesma Barragán y Teódulo Ríos, permiten que pequeños negocios de la periferia operen fuera de los horarios establecidos y sin respetar las medidas sanitarias para prevenir el contagio del Covid-19.
Da la impresión que desde la salida de Marco Colín, esa instancia ha sido doblegada por los industriales de la pobreza, pues en pleno corazón de la ciudad a diario tienden sus puestos, ante la mirada impávida de la Jefatura de Inspección que encabeza Sergio Jiménez, mejor conocido como “El Rocky”.
Esto ha motivado protestas no solo de comerciantes establecidos, sino también de ciudadanos, que tienen dificultad para ingresar tanto las oficinas públicas como a restaurantes o negocios.
Por ello, dueños de establecimientos que pagan impuestos, renta, luz y salarios también salieron a tomar las banquetas en protesta por la incompetencia del municipio para regular esa competencia que califican de ilegal
Aclaran que no están en contra de quienes venden sus productos, pidiéndole a los responsables que regresen al esquema de que los indígenas oferten su mercancía caminando y no obstruyendo el paso peatonal.
Parece que la tolerancia y fomento del ambulantaje tiene tintes electorales, ante la intención de Luis Bernardo Nava Guerrero para reelegirse en la presidencia municipal.