La política, como uno de sus fines, es el servicio a los demás para llegar a un beneficio común, al menos para las mayorías.
Sin embargo, siempre han existido personajes que juegan a ser políticos para abusar y enriquecerse de forma tal vez lícita, pero cero ética.
No les importa crear conflictos de intereses y hasta presumen que son “diferentes” de dientes para afuera, pero en sus adentros ansían vivir del presupuesto porque hacerlo fuera del mismo, es vivir en el error.
María Concepción Herrera Martínez, legisladora y presidenta de la Mesa Directiva de la LIX Legislatura de Querétaro, presume que camina derecho y siempre con la frente en alto.
Pero en realidad, repta y ladinamente, trata de convencer que es la cuña que presiona a Pancho Domínguez, gobernador del estado.
Además, que busca ordeñar la ubre presupuestal para su proyecto político, llenándose de pesos para intentar comprar voluntades o como se dice vulgarmente “ya me toca salir de pobre”.
Solo por ser diputada, recibe casi 300 mil pesos entre dieta, prerrogativas, apoyos y gastos legislativos, además de plazas para sus hijos, uno ellos apenas, igual que ella con apenas estudios básicos.
Ahora sale a la luz que su medio de comunicación patito, Poder Ciudadano, del cual es dueña, recibe publicidad de la propia Legislatura, violando cualquier norma legal y ética.
De acuerdo con el portal de transparencia de la Legislatura queretana, en noviembre de 2019 el portal Poder Ciudadano recibió pago por “Radiodifusión Conoce tu Congreso de octubre 2019”, por 18 mil pesos, incluyendo IVA.
Este sólo es pago de un convenio anual , en tanto que en 2020, el convenio subió a 25 mil pesos mensuales más IVA.
Esto es por concepto de radiodifusión, cuando su portal no tiene más de tres programas en radio por internet, siendo una burla en cuanto a la aplicación de los recursos públicos en publicidad.
Aún más grave, es que ella siendo diputada y presidenta de la mesa directiva, incurra en grave conflicto de intereses y de plano, un abuso.
Reitero, ella presume que es una política “diferente”.
Tiene razón.
Una persona con una pizca de valores morales, no actuaría de forma burda.
Ella es una política que se conduce con lujuria por el dinero.
Es mucha su hambre.