Al final los herederos de las llaves de Palacio Nacional terminan devorándose entre sí al pie de la cama donde yace el Patriarca.
Difícil desición de quien vivió para devolver a su gente lo que el neoliberismo le arrebató.
AMLO está consciente que su vida política, sus fuerzas, ya dieron de sí.
«El Viejo» siguió el instinto paterno: ante el entrañable compadre Ricardo, su carnal Marcelo, su hermano Adán y la hija única, su niña consentida, Claudia, testamentó por ella.
Los modos molestan a El Carnal.
En su vida política vive de nuevo la traición.
Ya en 1988 la sufrió al lado de Manuel Camacho Solís.
Ya dejó entrever su rompimiento con Morena y con Andrés Manuel Lopez Obrador.
Las próximas horas son cruciales, pues ponen en riesgo lo que parecía mero trámite: la continuidad del cambio.
Ojalá, por el bien del país, no crezcan los enanos del circo con Xóchitl Gálvez como la atracción del circo.