El Buen Fin en una pandemia sin fin

El buen fin surgió en México en el 2011 inspirado en el Black Friday o Viernes Negro (nombre que se le da porque las tiendas dejaban de tener números rojos que son las pérdidas y regresaban al negro de la rentabilidad), con una diferencia: el buen fin ofrece cuatro días de promociones (este año duro 12 días) y el Black Friday solamente uno.

No entremos en el tema de quien fue propuesta y en qué gobierno fue la primera edición. Esta idea surgió con el propósito de fomentar el consumo sobre todo en el mercado interno: por un lado, beneficia a las empresas al incentivar sus ventas, y por otro, los consumidores obtienen descuentos y promociones en diversos artículos. Esto es algo que ya muchos sabemos y que no es novedoso, pero que tiene de especial este buen fin, porque se realizó con un periodo tan largo y porque se tuvo tantas criticas como ovaciones.

Siempre me he hecho la pregunta ¿El buen fin es bueno o es malo? Los negocios se preparan para hacer las mejores ofertas del año (claro también para sacar el inventario obsoleto) y con el apoyo y fomento del gobierno que incentiva las compras con mecanismos como el adelanto de la mitad del aguinaldo para que las familias mexicanas puedan aprovechar el buen fin.

Esto se convierte el algo lucrativo como dirían “es un ganar-ganar” y con un año como el 2020 que la microeconomía se vio tan afectada, el sector industrial tuvo grandes pérdidas y el pequeño y mediano comerciante tuvo que cerrar o trabajar a medias, creo que un buen fin les viene bien.

De aquí me desprendo él por qué también pienso que es malo, ¿quiénes son los máximos ganadores? Claro, el comercio o el comerciante, pero también y mucho son los bancos ya que se vuelve una feria de crédito que muchas veces no analizamos si somos capaces de pagar aunque sea meses sin intereses.

Con esto parto con lo siguiente: se celebra en el último puente del año (por la conmemoración de la revolución mexicana), pero también cuando los cortes bancarios ya se realizaron y el cargo se ve reflejado en el mes de diciembre, por lo que contando con el resto del aguinaldo y demás prestaciones están asegurando el cobro, pero también es un doble negocio ya que al tener las fechas de navidad, año nuevo y reyes, las personas no disminuyen su consumo, al contrario gastan igual o más como si tuvieran su aguinaldo y prestaciones completos, esto provoca un doble endeudamiento, que no es un efecto secundario, al contrario está premeditado y calculado, por eso digo que el máximo ganador es el sistema financiero y no el comerciante.

Pero ahora, en medio de una contingencia a nivel mundial, el buen fin arrancó el día 9 de noviembre terminando el 20 del mismo mes. Esta medida se da para disponer de más días de rebajas que permite evitar aglomeraciones, la posibilidad de contagio, y otorga tiempo para pensar la conveniencia de las compras. La tecnología de ventas por internet, lo cual moderniza los procesos de las empresas para generar un mayor bienestar, ayuda evitar las concentraciones masivas.

Como lo comenté, lo positivo se verá reflejado en muchos negocios que han sufrido caída de la demanda que se refleja en grandes pérdidas y conlleva además a problemas operativos. La expectativa es recuperar algo de lo perdido y aliviar a quienes dependen de empresas familiares, así como bajar presión a las grandes cadenas, con la idea de mantener el empleo. Pero ¿a qué costo?

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